No existe unanimidad entre los historiadores sobre el origen del nombre de la isla o el de su calificativo. Está muy arraigada popularmente la teoría de que su nombre aborigen fuese Tamerán, Tamarán o Tamarant, traducido a veces como tierra de las palmas o más frecuentemente como país de valientes. Sin embargo, el origen prehispánico de dicho topónimo ha sido puesto en cuestión, ya que el nombre Tamarán aparece por primera vez en el siglo XIX, no constatándose su presencia en ninguna fuente clásica ni de la época de la Conquista, especulándose con la posibilidad de que Canaria sea la versión latinizada del verdadero nombre aborigen de la isla o de la etnia que la habitaba. Por otra parte, estudios filológicos recientes sugieren que el nombre Tamerán puede tener cierta autenticidad histórica

FOLCLORE DE GRAN CANARIA



FOLCLORE DE  GRAN CANARIA
 
 
 
 
La música y bailes tradicionales de cada región  suelen denominarse como el folclore de la zona, y así es entendido por todos. Pero, etimológicamente, esta palabra contiene un significado mayor: procede de las palabras inglesas “folk”, que es pueblo, y “lore”, que es el conjunto de costumbres y creencias. Por lo tanto, el folclore sería el conjunto de creencias, costumbres y tradiciones propias de un pueblo. Sin embargo, por convención generalizada, se suele reducir su ámbito de estudio al aspecto musical.
 
Algunos musicólogos afirman que el folclore musical canario es el fruto de la mezcla entre la música percusionista aborigen, los sonidos peninsulares, entre los que se incluyen también a los lusos, llegados con la Conquista y colonización, y la posterior aportación de los acordes caribeños traídos por los emigrantes canarios a su regreso.
El rico y variado folclore musical de Canarias se origina en esa primera mezcla de culturas, a la que habrá que añadir, posteriormente, las influencias generadas por los comerciantes genoveses, judíos, flamencos y británicos, además del flujo humano entre Canarias y América.
Festival de folclore musical canario. (ASM)
El folclore canario, “al igual que un árbol, enclava sus raíces en el mundo guanche. Su tronco es consecuencia de distintas influencias foráneas […]. Sin embargo, las ramas son producto del temperamento y psicología del pueblo canario. Éste ha logrado dar un toque original, cadencioso, alegre, humorístico, melancólico…, como el de su propia personalidad. El resultado final de ese folclore ha terminado siendo diferente del que le ha dado origen. Es como el árbol, […] distinto de la semilla que le dio origen.”
 
Un recorrido por el folclore de Gran Canaria
En las últimas décadas, la música folclórica de Gran Canaria ha despertado mucho interés como tema cultural y, también, como símbolo de identidad. Dentro de este entusiasmo se pueden ver dos corrientes de opinión opuestas sobre el tema. Por un lado, están los que han propugnado una renovación del folclore tradicional, adecuándolo a las nuevas realidades sociales. Por otro lado, están los que buscan un mejor conocimiento del folclore tradicional y su mayor difusión entre las nuevas generaciones.
En los años 40 y 50 del siglo XX, la Sección Femenina tuvo mucho que ver en la conformación de la estructura de numerosos grupos folclóricos de la Isla. Se van a inspirar en los bailes de principio de siglo, y a partir de ahí promoverán la realización de coreografías, donde los pasos y figuras de los bailes quedaban reglados. Lo que se consigue con esto es dar mayor vistosidad, aunque supusiera apartarse de la forma tradicional de bailar de los antepasados.
La Sección Femenina promovió un concurso anual de agrupaciones musicales que se celebraba en el Teatro Pérez Galdós, en el que los diferentes municipios de la Isla participan con un grupo musical que los representa. Esto supuso que los bailes se fueran desvirtuando gradualmente, porque a pesar de que pudieran estar inspirados en la música tradicional, había un fuerte componente estético y de nueva creación. El objetivo era ganar el concurso, que era motivo de orgullo para la mayoría de los municipios, aunque para ello se expusiera un baile en el que primara más la estética que la fidelidad a la realidad.
Durante los siglos XIX y XX se hace sentir en las Islas la influencia musical de lugares tan dispares como Centroeuropa y Latinoamérica, contribuyendo de manera especial a las peculiaridades de la Isla en este terreno. De esta época son los valses, polcas, mazurcas o berlinas, los cuales tenían un soporte instrumental de cuerdas (guitarra, timple, laúd o violines, entre otros), y que hoy son parte de la tradición musical de la Isla.
De Latinoamérica arribaron hasta Gran Canaria una gama de ritmos no conocidos hasta el momento, que con el tiempo se fusionaron perfectamente con algunos de los ya existentes, pasando así también a la cultura de este pueblo. Un ejemplo son las habaneras, las décimas, los puntos cubanos, los boleros, etc. Junto con estos nuevos géneros musicales, se importaron también desde América algunos de los instrumentos con los que se articulaba esta música.
En la década de los 60 se comienza a gestar otro fenómeno: la proliferación de una serie de grupos estables con unas características similares, que contribuirán de una manera especial a ir despertando el interés del público en general por la música tradicional. Destacan, por ejemplo, Los Gofiones.
Los Gofiones.
Actualmente, la Isla cuenta con una Federación Insular de Folklore y con un Festival Nacional de Folklore Isla de Gran Canaria, que tiene lugar en varios municipios de la Isla (Guía, Agaete, Gáldar, San Mateo, Ingenio, Firgas, Telde, etc.) y mueve en cada edición a más de 300 componentes de diversos grupos de todo el territorio nacional y regional, organizado por la AF Estrella y Guía.
Otros colectivos, como el de L’Aldea, trabajan en la investigación y difusión del folclore de la Isla, preocupados por al recuperación y el rescate de antiguas melodías y de tradiciones que se habían perdido.
 
Música y bailes tradicionales
Los cantos y bailes más generalizados y que más se han extendido en Gran Canaria, son comunes al resto de las Islas, es decir, las isas, las folías y las malagueñas. Como mayores singularidades destacan, sin embargo, la mazurca y los aires de lima.
 
 
Baile típico durante la romería de San Isidro Labrador, Gáldar. (TB)
La mazurca fue traída desde Europa por italianos y españoles junto con la polca. Se dice que es un baile típico cuya cuna está en Masuria (Polonia), y que fue introducida en las Islas en la segunda mitad del siglo XIX, arraigando especialmente en Gran Canaria. Originariamente era un baile de salón que pasó a convertirse en una danza de las clases populares, de ahí su pervivencia. Normalmente, sólo es interpretada por instrumentos, pareciéndose, incluso, algunas de ellas, verdaderas piezas de concierto por su forma y calidad musical, al vals. También se popularizó por todo el mundo durante el siglo XIX como polca mazurca, variante introducida por compositores de danzas vienesas.
 
Su baile consiste en una danza colectiva donde las parejas van cogidas por las puntas de los dedos y con los brazos estirados. En el transcurso de la danza, dan tres diminutos saltos a la izquierda del hombre y otros tres de regreso. Siempre enfrentados, se sueltan los dedos y, con los brazos en alto, vuelven a iniciar los tres pequeños saltos, pero ahora en sentido contrario, para volver a quedar enfrentados. Luego, se hacen dos giros cogidos de las manos a la altura de los hombros, dando pasos al compás de la música, para quedar en la posición inicial, y así sucesivamente.
El origen de los Aires de Lima pudo estar en Perú, pero en realidad son totalmente diferentes de los cantos populares peruanos. Su melodía aparece en algunos cantos portugueses de la región de los ríos Minho y Limia, de ahí que se ubique su procedencia en este país.
El musicólogo Lothar Siemens tenía recogidas en 1975 más de treinta versiones diferentes de diversos lugares de Gran Canaria, las cuales obedecen a una tipología melódica común. Sus letras suelen ser lastimeras, cantándose desde hace mucho tiempo para matar el tiempo en las descamisadas, en las velas de paridas e, incluso, en las reuniones de duelo.

 En Gran Canaria destacan las de Artenara, Ingenio, Tirajana, Teror y Valsequillo. Se empezaban las coplas de forma muy suave y letras cariñosas, terminando de manera mucho más ofensiva y ordinaria. En algunos momentos llegaban a ser más picantes, por lo que a veces se terminaba en verdaderas refriegas.
Los Aires de Lima son populares en la Isla por su canto y no por su baile, de hecho tomaron la denominación de ‘cantos de velorio’. En Agüimes, en cambio, sí es bailada, conocida como ‘isa de la parida’, donde los cantos acompañan a la parturienta durante las nueve noches siguientes al parto. El baile lo solían protagonizar los familiares y los vecinos.
 
El canto se compone de estrofas de cuatro versos octosílabos, generalmente interpretados por dos personas en alternancia, hombre y mujer. Muy pocas veces se acompañan de un baile, pero cuando era así, terminaba siendo de parejas enfrentadas. Iban yendo de un lado a otro enlazados por las manos, o se establecía una simple coreografía compuesta de giros y dispares saludos.

 
 
 

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