No existe unanimidad entre los historiadores sobre el origen del nombre de la isla o el de su calificativo. Está muy arraigada popularmente la teoría de que su nombre aborigen fuese Tamerán, Tamarán o Tamarant, traducido a veces como tierra de las palmas o más frecuentemente como país de valientes. Sin embargo, el origen prehispánico de dicho topónimo ha sido puesto en cuestión, ya que el nombre Tamarán aparece por primera vez en el siglo XIX, no constatándose su presencia en ninguna fuente clásica ni de la época de la Conquista, especulándose con la posibilidad de que Canaria sea la versión latinizada del verdadero nombre aborigen de la isla o de la etnia que la habitaba. Por otra parte, estudios filológicos recientes sugieren que el nombre Tamerán puede tener cierta autenticidad histórica

sábado, 3 de mayo de 2014

LOS PERROS DE LA PLAZA DE SANTA ANA Y SUS HERMANOS GEMELOS DE LA IGLESIA DE SAINT GEORGE(LONDRES)

LOS PERROS DE LA PLAZA DE SANTA ANA
 
La plaza de Santa Ana se encuentra situada frente a la catedral de Las Palmas de Gran Canaria, en al barrio de Vegueta y en uno de los enclaves históricos de la ciudad.

La historia de dichos perros se remonta a 1885, donde el alcalde Felipe Massieu y Falcón, compró a una empresa anglosajona los perros de bronce para decorarla
Como anécdota, Victor doreste, publicó más tarde un cuento titulado Faycán. En él cuenta la historia de la conquista de Gran Canaria basándose en estos perros como los protagonistas de su historia y bautizándolos como: Aterura, Dogano, Doramas, Tindaya, Bentayga, Tenoya, Tirajazo y el gran Faycán, el cual perdió parte de una oreja en un glorioso comabate.
 
 
Los "hermanos gemelos" de los perros, a la entrada de la iglesia de Saint George, en Londres
 
Símbolo unívoco de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y, por extensión, de la isla de Gran Canaria, este grupo escultórico de seis perros parecería intencionadamente concebido, creado y ubicado en la plaza mayor de la ciudad de Las Palmas como recordatorio y justificación de uno de los orígenes etimológicos más probables de “Canarias”: la tierra de los canes, la tierra de los perros.
Sin embargo, el origen de estas esculturas de hierro fundido y las circunstancias en las que llegaron a Gran Canaria no están del todo claras.
Lo único cierto es que se colocaron en torno a 1895 bajo el mandato del alcalde Felipe Massieu Matos, y que inicialmente esta iniciativa de decoración urbana no fue del gusto de todos: las críticas, al menos durante los primeros años, fueron abundantes en la prensa local, que no veían como demasiado digna la colocación de perros en las mismísimas narices de Santa Ana, patrona de la ciudad, refugiada de tanto ruido mediático y popular en su Catedral.
Pero como a todo se acostumbra el ser humano, poco a poco estos canes no sólo fueron aceptados plenamente por la población de la ciudad, sino queridos y apreciados como uno de sus grandes símbolos.
Pero, ¿de dónde proceden? ¿Cómo llegaron? Respecto a esto, tampoco hay unanimidad en las informaciones. Algunas fuentes indican que son obra del escultor francés Alfred Jacquemar; otras dicen que el escultor fue en realidad el inglés Adrián Jones. A esclarecer esta duda no contribuye el hecho de que la firma que figura en la base de los perros sea, simplemete, “A. J.”
Lo que sí parece indiscutible es que fueron fundidos en el taller “Barbezat et Cie” de la localidad parisina de Val D´Osne, según las inscripciones que también figuran en cuatro de sus pedestales.
Respecto a su llegada y colocación, hay dos teorías básicas: La primera, más romántica, asegura que Felipe Massieu los recibió como muestra de gratitud del capitán de un buque francés que, camino de Sudáfrica, tuvo problemas y debió recalar por aquí durante una larga estancia, en la que él y su tripulación fueron muy bien acogidos y atendidos por la población y sus autoridades, algo fundamental en aquellos tiempos en que el Puerto de La Luz comenzaba a emerger en aguas de Las Isletas.
Otra historia cuenta que fueron donados a la ciudad por James Miller (conocido también como Diego Miller), que fue uno de los tres hijos del comerciante británico asentado en Las Palmas desde 1824 Thomas Miller que sobrevivieron a la epidemia de cólera de 1851.
Los "hermanos gemelos" de los perros, a la entrada de la iglesia de Saint George, en Londres, a finales de la década de 1960. Fuente: www.thetimes.co.uk
De todo lo antedicho, hay un elemento que inclina más la balanza hacia la hipótesis británica y que -sin ánimo alguno de “menospreciar” a nuestros queridos perros-, apunta a que no fueron moldeados en exclusividad para la ciudad: Existían dos perros exactamente iguales en las puertas de la iglesia de Saint George en la londinense Hannover Square hasta la década de 1980, en que fueron retirados y que al parecer se encuentran actualmente decorando los jardines del hospital veterinario Queen Mother de Hatfiled… Aunque también cabe la posibilidad de que fueran creados para Las Palmas y sus moldes replicados en algún momento para decorar la entrada de la iglesia londinense.
Cabe decir que en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas no existe referencia documental alguna sobre nuestros perros, lo que no hace sino aumentar el halo de misterio que los rodea.
Puede que nunca lo sepamos, pero sea como sea, bien por casualidad o por intencionalidad, estos canes siempre seguirán siendo uno de los símbolos de Gran Canaria.
 
 
 

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